jueves, 12 de noviembre de 2015

Xesús Jares

Este vídeo muestra la ponencia de Xesús Jares en Gasteiz. En el expone su tesis sobre educación y conflicto.

Según Jares, hay una  creencia popular de que el conflicto es algo negativo. Sin embargo, él nos muestra que los conflictos son algo natural y que surgen de la convivencia. El hecho de que existan estos conflictos derivados también de las diferencias, no significa que no sea posible superarlos y llegar a un acuerdo. Es aquí donde la educación debe entrar como moderadora. Es decir, se necesita una educación que forme a las personas para la convivencia y que nos enseñe a afrontar positivamente los conflictos. De esta manera, lograremos una convivencia democrática, donde la variedad de visiones se tengan en cuenta pero siendo capaces de debatir y de llegar a un acuerdo o término medio de forma argumentada, evitando el enfrentamiento negativo. En cualquiera de los casos, habría que aprender del conflicto, sacar su lado positivo en vez de centrarnos en lo negativo haciendo que degenere en una situación tensa o violenta.


Para poder llevar a cabo esta educación para la convivencia democrática habrá que tener en cuenta: los derechos humanos, la no violencia, el respeto, la diversidad, ternura (aspecto muy importante a tener en cuenta, según Jares), el conflicto, la solidaridad, la esperanza y la ciudadanía.  Jares destaca la importancia que tiene la afectividad y el poder cultivar las relaciones interpersonales a todos los niveles, desde los centros educativos hasta en la vida cotidiana en sociedad. Incluso propone incluirlo en la formación inicial. Centrándose en la comunidad educativa, dice Jares que la mejora de las relaciones interpersonales de quienes integran esta comunidad derivaría en una mejora en la calidad educativa y en los resultados académicos.




En general, estoy de acuerdo con Xesús Jares en que deberíamos de dejar de ver el conflicto como algo negativo ya que así sólo conseguimos que la gente huya del problema o “haga la vista gorda” para evitar situaciones no deseadas. Si lo enfocásemos desde una perspectiva positiva, tomándolo como una lección más de la vida y como algo natural pero que se puede resolver o mitigar, seguro que lograríamos que la convivencia fuera mucho más buena, relajada y cómoda. Incluso se podría lograr que desaparecieran algunos de los conflictos que suelen surgir en las escuelas y en las comunidades. Por lo tanto, veo apropiado este tipo de educación para la convivencia que propone Xesús Jares en su tesis.



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